Karen Lee Asheran, “Algunas reflexiones sobre el mito del abuso mutuo entre lesbianas”
traducido por Andrea Depix

La idea de que los casos de violencia entre lesbianas son “mutuamente abusivos” es uno de los mitos más peligrosos para las víctimas. Este mito conspira con la mujer abusiva que le dice a su compañera que la violencia es responsabilidad de ella, de la víctima. Las personas abusivas tienen una habilidad poco común de retratarse a sí mismas con encanto y con la seguridad de que son las verdaderas víctimas, colocando a la otra en una realidad fraudulenta.
Sin una investigación apropiada, los intentos por restaurar el poder robado (comportamientos autodefensivos) de parte de las sobrevivientes, pueden parecer “mutuamente abusivos”. Cuando las víctimas buscan ayuda y dicen que son, de algún modo (o de igual manera), responsables de la violencia, la víctima considera que su agresora está en lo correcto. El mensaje es que ella es la culpable, por lo tanto, tiene el poder de reparar la violencia, y ella retorna a su auto-disección crítica, que es alentada por su compañera. Esto la mantiene aún más profundamente atrapada en la relación, y consecuentemente aumenta el riesgo de muerte.
Adicionalmente, decirle a una mujer abusiva que su compañera es igualmente abusiva, libera a la abusadora de responsabilidad, y elimina cualquier esperanza de que esta asuma responsabilidades. Ella cree que no necesita hacer nada para mejorar sus comportamientos, y también su sentido de sí misma como víctima es fortificado.
Cuando los proveedores de servicios (policía, corte, terapeutas u otros ayudadores) conspiran con la agresora en rotular la relación como mutuamente abusiva, ellos comparten la culpa de aumentar el riesgo para la víctima.
A continuación, una serie de frases que iluminan el peligro de dar credibilidad a esta falsedad común:
- No se puede decir que las lesbianas agredidas nunca han sido violentas con las mujeres que las agredieron. Muchas sí lo han sido. Pero esta violencia es casi siempre una autodefensa y, a veces, es la furia que explota por las violaciones anteriores.
Barbara Hart, Naming the Violence
- Una lesbiana que fue agredida generalmente cree que sus experiencias de violencia fueron mutuas, ya que ella puede haber golpeado a su compañera para poder escapar de un cuarto, o la puede haber expulsado violentamente de su departamento, o puede haber agarrado un bate de béisbol y haberla amenazado con agredirla si se acercaba un paso más, o puede haber sentido un exceso de rabia, agrediendo a la mujer que la estaba agrediendo a ella.
Barbara Hart, Naming the Violence
- “Cuando comencé a creer que yo estaba siendo abusiva con ella, caí en una trampa. ¿Cómo podía dejar a una mujer que se había sacrificado de tal manera para poder amar a un monstruo como yo? Fue en aquel punto que ella me dijo “¡salta!” y yo me puse a saltar cada vez más alto para intentar redimirme a mí misma. Cuando quedase exhausta de saltar, eso sería evidencia de que no la amaba, entonces me forzaría a mí misma hasta comenzar a enfermarme.”
Sobreviviente anónima
- “…inmediatamente después de la separación con la agresora, estarían ellas confusas sobre si ellas habrían sido las agresoras o las víctimas. Su entendimiento sobre la violencia y la agresión en la relación estaría ajustado al sistema de creencias de la agresora, y eso llevó a una reflexión cuidadosa sobre el control y el poder para que pudiera emerger la claridad. Muchas veces este proceso tomaría meses.”
Barbara Hart, Naming the Violence
- “Siempre he sido volátil. Jamás fui abusiva.”
Sobreviviente anónima
- “…las agresoras amenazan con denunciar los actos de violencia… apuntando que son una lesbiana agredida que tuvo que actuar violentamente a tal nivel que podría ser responsable de un crimen, entonces ciertamente ella no habría sido la agresora y habría participado de la violencia mutua.”
Barbara Hart, Naming the Violence
- “Las agresoras (casi) siempre se ven a sí mismas como las víctimas de la mujer agredida. Esa percepción de victimización es repetidamente compartida con una lesbiana agredida.”
Barbara Hart, Naming the Violence
- “Por cuatro años yo pensé que yo era la persona mala. Ella no tenía el poder en la relación por gritar, pero en lugar de eso se enfadaba con prolongados silencios hostiles. Yo nunca podía preguntar por qué estaba tan irritada, pero eventualmente yo siempre era quien explotaba, y cuando lo hacía, ella me apuntaba con el dedo y decía: “Eres una loca, una abusiva”. Ella hablaba sobre cuán difícil era convivir conmigo, y podía recitar volúmenes de cómo yo la controlaba. Ahora, yo me estoy comenzando a dar cuenta que siempre estuve intentando “compensar” por violaciones pasadas, constantemente sintiéndome culpable, y en un juego interminable de tratar de vencer su confianza esquiva. Nunca se me había ocurrido parar y preguntarme hasta dónde yo confiaba en ella.”
Sobreviviente anónima
- “Una vez que todas las lesbianas violentadas habían participado en extender sus esfuerzos para proteger a su agresora de ser expuesta como una terrorista y de las consecuencias de su violencia, las lesbianas agredidas pudieron continuar cuidando a su agresora, culpándose a sí mismas, maximizando su violencia y minimizando la violencia de la agresora.”
Karen Lee Asheran, The Myth of Mutual Abuse
- “Era como si ella estuviese siempre diciéndome que yo estaba pisando en su pie. Un día descubrí que eso era imposible, porque ella estaba ocupando la casa entera.”
Sobrevivente Anônima
- Muchas lesbianas agredidas son mujeres de habilidades y poderes físicos substanciales… que escogen no usar ese poder para controlar a la perpetradora de la violencia, o podrían hacerlo solo para protegerse a sí mismas o detener a la agresora. Una lesbiana poderosa puede no vivir con miedo de la violencia de su pareja. Ella puede, en cambio, revivir el terror de los episodios y confrontaciones violentos, controlando su ansiedad. Asimismo, que no temerosamente, ella altera su vida para acomodarse a la agresora y se preocupa que sus esfuerzos no sean suficientes para evitar el abuso.
Barbara Hart, Naming the Violence
- “Muchas veces las agresoras utilizan el sentimiento de inseguridad de la sobreviviente para su propia ventaja. Las agresoras son célebres en rotular a la sobreviviente de ‘mutuamente abusiva’ de forma de evitar tomar responsabilidad por sus propias acciones.”
Karen Lee Asheran, The Myth of Mutual Abuse
- “Yo llegué a la conclusión de que para escapar de ella yo tenía que ser la mala de la película. Casi toda tentativa que yo tenía de colocarme en primer lugar acababa trayendo consecuencias. Siempre había un costo para todo lo que yo hacía por mí misma, y generalmente aquel costo era la culpa. Cuando yo me mostré dispuesta a ser representada como la mala de la película no solo por ella, sino por la mayor parte de nuestr@s amig@s, yo fui capaz de escapar de ella.”
Sobrevivente Anônima
- “Podrán haber interacciones psicológicas poco saludables que son mutuas en las relaciones, pero nosotras necesitamos ser cuidadosas para no igualarnos en la ‘violencia mutua’. Ambas lesbianas pueden ser irritables y peleadoras una con la otra, pero eso es bien diferente al ‘poder-sobre’, a los comportamientos ‘torturadores’ de las agresoras.”
Karen Lee Asheran, The Myth of Mutual Abuse
- “Nuestra comunidad puede ayudar a parar la agresión entre lesbianas. Nosotras podemos comenzar por reevaluar los términos que usamos que perpetúan la violencia contra las lesbianas agredidas. Podemos apoyar la sanación de las sobrevivientes… por insistir que, a las agresoras y a la comunidad también, no se les permita esconderse tras la errónea concepción de la ‘agresión mutua’.”
Karen Lee Asheran, The Myth of Mutual Abuse
- “Las lesbianas que lucharon para defenderse a sí mismas no solo sufrieron por las agresiones de las cuales fueron víctimas, sino también por los sentimientos de culpa, porque ellas actuaron violentamente. Eso es ‘como anillo al dedo’ para la falsa noción de ‘agresión mutua’, que camufla el hecho de que una mujer está ejerciendo ‘poder’ sobre otra. Cuando una lesbiana agredida cree que ella es ‘mutuamente abusiva’ con su amante, ella en realidad protege a la agresora de confrontarse a sí misma, lo que preserva la relación como está, y ayuda a la agresora a evitar responsabilizarse por sus acciones.”
Karen Lee Asheran, The Myth of Mutual Abuse
- “Cuando yo descubrí que nunca podría pagar por mis pecados, por todo lo que yo le debía a ella por mis violaciones pasadas, yo fui capaz de dejarla. Algunas veces yo me preguntaba si ella me mantenía así en deuda emocional, porque yo creía fuertemente en la justicia, y porque ella sabía que yo nunca la dejaría si yo pensaba que le debía a ella mucho.”
Sobrevivente Anônima
- “En cuanto yo estuve envuelta en una relación violenta, una de mis terapeutas a la que fuimos me dijo que si solo yo creyese que mi agresora me amaba, ella podría parar de abusar de mí. Después, nosotras fuimos a una terapeuta de parejas diferente. Después de separarnos, la agresora me dijo que nuestra terapeuta le había dicho, en una sesión individual, que ella consideraba que nosotras habíamos sido mutuamente abusivas.”
Sobrevivente Anônima
- “Durante el tiempo que nosotras fuimos a terapia de pareja, yo estaba tan enojada con todas las cosas que ella me había hecho y que no asumía, que yo era la única que parecía fuera de control. Esta fue la primera vez que yo tuve esperanzas de recibir apoyo, pero yo dejé todo que se desbordara en cuanto ella, sentada allí tranquilamente, fingió preocupación. Muy rápidamente ella (la agresora) fue capaz de conquistar la simpatía de la terapeuta sobre cuán difícil era convivir conmigo. Ellas coincidieron en que yo tenía un problema de control de la rabia, y fui enviada a un curso de ‘cómo manejar la rabia’. Después de aprender a suprimir la rabia, no tuve ninguna forma de defenderme a mí misma. Yo terminé profundamente deprimida, y finalmente, suicida.”
Sobrevivente Anônima
- “Invariablemente las agresoras culpan a las mujeres agredidas por la violencia que ellas inflingen, arguyendo que si solo la lesbiana agresora no la hubiese provocado, las agresoras no serían violentas; que la agresora está realmente bajo el control de la víctima, desamparada en relación a su comportamiento, y conducida, por tanto, al uso de la violencia.”
Barbara Hart, Naming the Violence
- “El análisis sobre las agresiones en las relaciones lésbicas plantea que es muy poco probable que una mujer que es víctima de agresión por parte de otra lesbiana se transforme en agresora más adelante con la misma persona que la agredió… los patrones de control y de terrorismo iniciados por la agresora no se deshacen fácilmente. Se necesitaría un increíble desplazamiento de poder de parte de la pareja para que entonces la lesbiana agredida adquiriese el poder para usar la violencia como una táctica de control y aterrorizar a su compañera. Eso podría ocurrir, tal vez, si la agresora se tornara física o mentalmente incapacitada y, consecuentemente, perdiese el poder a través de una amenaza implícita de violencia.
Un mero realineamiento en la seguridad económica de la pareja no es lo mismo que un cambio de poder suficiente para hacer de la violencia un instrumento efectivo para que la víctima controle a su agresora. Además, se hace cada vez menos probable que el poder y la disponibilidad de la violencia, como una táctica efectiva de control, se desplace hacia adelante y hacia atrás entre las partes en cuanto el desequilibrio de poder se mueva.”
Barbara Hart, Naming the Violence

FUENTE:
www.vawnet.org/Assoc_Files_VAWnet/Thoug...